Campamento al Faro Viejo

Faro...lazo!!!

“¿Quieres ser rico? Pues no te afanes en aumentar tus bienes, sino en disminuir tu codicia”. (Epicuro)

Cabo San Lucas 23 de Octubre 2010

Condenarro

El tema es harto conocido por el lector de Tierra Pericú; El Faro Viejo, antes Faro de Cabo Falso, hasta la década de los 50’s cuando se cambió el haz de luz al cerro del Rodadero, una cima superior al lugar donde se erigió el edificio que es visto como un ícono de la navegación en la zona del Pacífico en BCS. El caso es que el edificio, junto con 17 Has., que no han sido definidas con claridad, son Patrimonio Nacional, que por extrañas y casuales coincidencias lo tiene en “resguardo” un consorcio privado. La colaboración de esta edición es en relación a nuestra última incursión a la zona, una aventura.

Noche de luna llena, plenilunio de octubre, ya saben lo que se dice, de las lunas, las de octubre las más bonitas, lo cierto es que a mi me gusta la luna todo el año en todas sus faces, la luna nueva nos permite disfrutar un cielo espectacular, la luna llena nos obsequia una vista del mar espléndida. Un grupo de ciudadanos, que aumenta día con día, cuyo objetivo es el de buscar los medios legales de poder disfrutar del inmueble, las dunas, la vista y la playa colindante, lugares del que hemos sido privados, sin justificación legal real, desde hace seis años; poco antes en realidad, cuando inició el rodaje de la película Troya. El caso es que esa noche 34 personas, residentes, unos oriundos, otros ya naturalizados cabeños, no teniendo otra ruta, nos enfilamos a la playa por el camino que llega a la planta desalinizadora; aproximadamente 3-4 Km., de camino por la playa. Niños jóvenes y adultos, cargados de casas de campaña, cobijas, bolsas de dormir, hieleras con comida y bebida para todos, al menos tres familias y el resto amigos y vecinos cabeños, todos estudiantes y trabajadores en diferentes áreas y sectores. Total, llegamos a final de la playa, al risco al pié de El Faro Viejo. Tras un breve descanzo iniciamos el ascenso al edificio. No fue sorpresa, pues desde el camino vimos luces de carros, más cerca del lugar, la torreta de una patrulla municipal; a medio camino, donde hay una alambrada de púas, del otro lado una cerca de policía municipal, guardías privados y personal del departamento jurídico del consorcio...

Lo cierto es que, pese a los gritos y amenazas, nadie puso en inminente peligro a niños y mujeres, si amedrentaron a algunos de los adultos y en lo personal de actuar en caso de pasar el cerco, pues “es propiedad privada”. Lo cierto también es que, oficialmente no hay delimitación de la propiedad privada y de la propiedad de la nación. La policía, que, también se lo reconocemos, se portó a la altura y, de cierta manera se río de la situación, pués ellos recibieron el reporte de “vandalismo”. Imagínese es-timado lector, el terror de un grupo tan grande, con seguridad privada contratada y, suponemos, entrenada, al ver a 34 ciudadanos, niños, jóvenes, mujeres y ciudadanos, armados con todo lo que ya mencioné, ¡ah!, y unas tablas para deslizarse en las dunas (sandboarding). ¿Una verdadera amenaza no?

No veo el caso de apuntar en este espacio lo que ya hemos apuntado en otras ediciones en torno a la situación legal y la jurisdicción del predio donde está el Faro Viejo, baste recordar que no es monumento histórico porque se construyó en el siglo XX, sin embargo, el INAH otorgó al consorcio “un permiso para obras de restauración”. Hace seis años y no se termina dicha restauración. El edificio se construyó en un año hace 105, sin la tecnología actual. ¿Curioso no?, sobre todo porque el consorcio que se comprometió, y no sólo con el INAH, sino con la comunidad de Cabo San Lucas, Los Cabos, BCS y México, el inmueble es de la nación y nosotros, todos, somos nación, es un consorcio con inversiones millonarias desde 1990. Eso sí, por extrañas y casuales coincidencias, el consorcio, que antes tenía un solo dueño, tiene problemas de liquidez, pero esa es otra histeria, historia, perdón.

El caso mi es-timado lector conozca o no el Faro Viejo, entre el intercambio de argumentos, en diferente volumen y tono, unos explicando u justificando nuestra presencia y ruta y otros gritando y amenazando de actuar conforme a derecho, seis del grupo se metieron y llegaron a las inmediaciones, de donde no los pueden sacar. El resto, y considerando la presencia de menores y mujeres y el riesgo del risco donde nos detuvieron, nos regresamos a la playa. No sin antes escuchar las amenazas y hasta de mentiroso me tacharon, además de vándalo y cabecilla, el jurídico podría leer un poco la Ley General de Bienes Nacionales con lo relacionado a la servidumbre, tal vez buscar en algún diccionario legislativo a que se refiere Servidumbre, y que procede al despojo a la nación. Bueno, pero ilustremos un poco al licenciado del jurídico; los caminos de acceso a los bienes nacionales deben respetarse y no deben obstruirse, so pena de delito federal. En los casos en que los particulares colindantes pretendan cerrar un acceso, es su obligación y responsabilidad abrir otro en las mismas o mejores condiciones; la PGR debe actuar en esos casos.

A la mañana siguiente, cuatro del grupo de “vándalos”, incluyendo un niño, tuvieron que retirarse a sus labores; el resto esperamos a que regresaran los seis que lograron el objetivo de todos. Una vez llegaron, desayunamos, levantamos campamento, basura y nos retiramos a eso de las ocho y media, nueve de la mañana. La amenaza para el consorcio se retiró sin mayor problema.

En fin, El Faro seguirá siendo propiedad de la Nación, aunque al consorcio no le guste, las 17 has., mediante una solicitud a INDAABIN y a la SCT, instituciones donde se encuentra registrado el inmeble y el predio realicen un levantmiento topográfico y delimiten el predio y el camino de acceso y por ahí también el acceso a la otra playa que tambien tiene cerrada el mismo consorcio. Mientras ello sucede, yo aprenderé a deslizarme en las dunas, me juntaré con algunos salvatruchas para aprender vandalismo avanzado, dejaré de leer leyes y me retiraré de licenciados gritones que no tienen un sustento legal real y repiten el mismo argumento vacuo e inicuo, invitándome a un “diálogo” pretendiendo converme que ellos tiene las mejores intenciones... ¿de que?, me reitero, ahora con una lamparita por si regresamos sin luna, como un pobre loco peligroso irreverente, irrelevante, irremediable pero irresistible y real prófugo de la injusticia que de cerca le hace a la Nación una cerca.

La igualdad de la riqueza debe consistir en que ningún ciudadano sea tan opulento que pueda comprar a otro, nininguno tan pobre que se vea necesitado de venderse”. (Jean-Jacques Rousseau)