Diario de un tipo... Marcha

Cabo San Lucas 
Sábado 7 de Julio de 2012
Por Vico Caballero…

Diario de un tipo... Marcha

Llegué a las tres treinta con el sol cayendo como avalancha. La avenida Lázaro Cárdenas, a pesar del tráfico regular de vehículos de gasolina contaminante, se percibía silenciosa, calmada. No encontré a nadie de la organización y me fui a comer una milanesa de pollo (pienso dos cosas: en el holocausto diario en las granjascriadero y en la disyuntiva ética de ser vegetariano o vegano). Cuando volví ya había varios compañer@s con ropa blanca. Eran ya las tres cuarenta y cinco. En la acera de una tienda que se hace pasar por el Club de la Ciudad, comenzaron a llegar de todos lados, el sol me daba tanto en la cara que igual me parecía que aparecían como por generación espontánea. Si bien la politización de los universitarios en este proceso electoral, como movimiento incluyente, en los medios y en las redes explotó así, como de la nada. Pero es impensable. La capacidad de reacción fue de tal magnitud, porque es de la magnitud de la ignorancia de Enrique Peña Nieto. Brutal. Al seguro no leer más nada que los labios del Espejito de Televisa, no tenía idea de la memoria de Atenco y la agridulce sensación que existía en la mayoría de los mexicanos, ver a otro político que se cuelga de una nalga televisada para subir el porcentaje de las encuestas , eficientes en la desestabilización política de una República.

La policía llegó y le enviamos flores y todos aplaudimos. Las gotas de sudor nos empapaban pero la necesidad de no guardar silencio, de no perder una batalla más nos dio ánimo. Se daban las primeras instrucciones que se confundieron con el buen ritmo de los tambores adherentes. Pero hubo orden y por democracia decidimos la ruta a seguir.  Y empezamos la caminata, decenas de personas más que la última marcha. ¡No somos acarreados, somos estudiantes! ¡Peña no ganó Soriana le ayudó, Peña no ganó el IFE le ayudó! ¡Fuera Televisa, Fuera TV Azteca! Y cientos de pancartas…

Llegamos a la Plaza León Cota Collins, acalorados pero sonrientes y gritando. Cantamos el Himno Nacional más emotivo que recuerde... El que no brinque es Peña.


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